El medio TeleSemana.com tomó nuestra experiencia para hacer una nota que nos parece importante compartir y difundir.
Agradecemos la claridad del mensaje y la responsabilidad de Andrea Catalano, la editora, para informarse previamente y hacer una nota con tanto detalle.
En esta nota relata una panorámica del Programa Barrios Populares de ENACOM de financiamiento a redes de acceso con el fin de garantizar el acceso a los Servicios de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de los habitantes de barrios y asentamientos inscriptos en el Registro Nacional de Barrios Populares en Proceso de Integración Urbana (RENABAP).
Relata la situación actual de las organizaciones de base en relación al Fondo de Servicio Universal y la colaboración o participación de AlterMundi en esos proyectos. Cuenta de también parte de nuestra trayectoria y áreas de acción en la temática. Quedará para otra nota futura, tal vez, lo que concierne al Programa Roberto Arias 🙂
Gracias a su redactora y al medio que nos dio el lugar y el reconocimiento!
La nota original está disponible AQUÍ.
A modo de registro propio, volcamos aquí a el texto de la nota:
El caso AlterMundi: el eslabón clave para construir redes comunitarias y llevar conectividad donde no hay
Llevar conectividad a las poblaciones más alejadas es mucho más que obtener un subsidio del Estado. Implica poner en juego a otros actores que no siempre se los encuentra para que ese dinero llegue a buen puerto y se cumpla el objetivo prometido y esperado. Esta es la historia de AlterMundi, una Organización No Gubernamental (ONG) que desarrolla hardware y software libres para redes comunitarias y que permite, además, que los planes de conectividad estatales, como el de barrios vulnerables, se puedan concretar y produzcan el impacto esperado. Su trabajo va mucho más allá de los programas y los aportes estatales, que no siempre llegan o no llegan en tiempo y forma.
En la Argentina existen redes comunitarias que funcionan desde hace varios años. De hecho, en 2018 se reunieron en la Primera Cumbre Argentina de Redes Comunitarias (CARC) desde donde se abrió la discusión con el Estado para crear normativas y herramientas orientadas a llevar la conectividad a los lugares en donde no la hay.
Durante la pandemia, la falta de conectividad impactó en las poblaciones más vulnerables. Fue lo que motivó al Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) a poner en marcha el Programa de Emergencia para Barrios Populares orientado a garantizar el acceso a los servicios de tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs) en estos conglomerados. Financiado por el Fondo de Servicio Universal (FSU) —que, en este país, se alimenta del 1 por ciento de la facturación de las licenciatarias de servicios TIC – el programa ya aprobó 24 proyectos con distintos alcances. A cada uno de ellos se les entregan Aportes No Reembolsables (ANR) cuyo monto varía según el tipo de iniciativa.
Y aquí es donde aparece el rol de ONG como AlterMundi. ¿Cómo se logra que una vez que las organizaciones sociales reciben los adelantos para financiar los proyectos de conectividad, estos se pongan en marcha?
Esta ONG es, entre otras, una de las que acompaña los despliegues de infraestructura, la que está en el frente de batalla para reducir la brecha digital. La asociación está comprometida con el proyecto aprobado a La Poderosa, el único autorizado hasta ahora a nivel nacional, que incluye a 16 barrios y beneficiará a 5.651 familias. También colabora con el presentado por la organización social El Hormiguero, que se desarrolla en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y que beneficiará con conectividad a 8.400 familias, siendo uno de los proyectos más grandes aprobados hasta ahora por el regulador aunque, en este caso puntual, se contempla la construcción de redes de fibra óptica.
“En AlterMundi diseñamos y producimos el software y el router que se necesitan para la conectividad, además de brindar la capacitación y el acompañamiento a las organizaciones sociales, orientada a cómo desplegar la tecnología en zonas de baja densidad poblacional o muy alejadas”, explicó a TeleSemana.com, Nicolás Echániz, integrante de AlterMundi. El trabajo de estas asociaciones resulta vital para presentar los proyectos al Enacom.
Para obtener el visto bueno del Enacom, las propuestas deben pasar un análisis técnico, otro social y un tercero, económico. En las distintas instancias pueden surgir dudas que vuelven a plantearse a los proponentes que, así, deben responder para obtener el visto bueno. “Es un proceso de varios meses porque se da por área, de a una por vez, no todas juntas, y se contestan cada una de las consultas por el TAD (N. de la R. Sistema de Trámites a Distancia)”, explicó Echániz.
Es lo que han debido sortear los diversos proyectos aprobados y que alcanzan a comunidades de las provincias de Formosa, Chaco, Misiones, Entre Ríos, Corrientes y Tierra del Fuego, entre otros, y que forman parte de las 24 iniciativas cuyos ANR ya fueron definidos. Las observaciones realizadas a los proyectos fueron resueltos de manera conjunta entre las organizaciones sociales que elevaban la propuesta y las que asociaciones civiles que les ayudaban a darle forma final a la idea.
“Trabajamos con las organizaciones sociales porque ellas son las que están en el territorio y las que conocen las diversas problemáticas de las comunidades. Por eso, aprovechamos para darles la capacitación donde la comunicación cumple un rol importante”, agregó el integrante de AlterMundi. Una organización social no necesariamente tiene el conocimiento para gestionar una red. Detecta la necesidad pero no sabe cómo satisfacerla desde el punto de vista tecnológico y, por eso, la relevancia de estas ONG dedicadas a la conectividad.
En otras palabras, no alcanza con presentar un proyecto, obtener el visto bueno del Enacom, y recibir el ANR. Las iniciativas demandan un alto grado de involucramiento de parte de los distintos actores porque los proyectos no se quedan en la aprobación: una vez obtenida, deben ejecutarse los despliegues y comenzar a cumplir los objetivos de conectividad.
Y en esto tienen amplia experiencia en distintos puntos de la Argentina. Más allá del involucramiento que, ahora, desarrollan junto a las organizaciones sociales que suben sus propuestas al programa oficial, AlterMundi acumula kilómetros de tendidos de redes con diversos desafíos en distintos puntos del país. En Salta, para activar una red comunitaria debieron apoyarse en la conectividad que recibía una escuela que les daba su ancho de banda fuera del horario de clases. A ese acuerdo se llegó luego de otra experiencia previa, en la provincia de Córdoba. “A este acuerdo llegamos luego de uno que encaramos con la Universidad de Córdoba, donde hicimos un trabajo de complementariedad entre las redes de la universidad y las comunidades aledañas. Pero así como en algunos lugares buscamos estos convenios, en parajes o localidades donde no hay nada tenemos que empezar de cero, trayendo la conectividad desde el lugar más cercano para poder cumplir con el objetivo”, agregó Echániz.
De hecho, durante la pandemia, en pleno confinamiento, la asociación buscó 15 proyectos de conectividad que fueron financiados por fondos internacionales que ellos mismos se ocuparon de gestionar dada la urgencia que el momento exigía.
Lo de AlterMundi es mucho más que acompañar un plan estatal, es mucho más que tecnología. Es un trabajo de creatividad y constancia. Activar una red exige interconectarse con otras redes y no es lo mismo negociar con un carrier que con un pequeño prestador de la zona. A medida que se logran las diversas instancias vinculadas con la construcción de una determinada infraestructura, se debe capacitar a la misma comunidad para que tome la gestión de esa red que, luego, deberá ser mantenida. Para ello, es necesario que la comunidad se apropie de la tecnología, para que puedan seguir solas tomando la experiencia desarrollada en otras redes.
Esta tarea de redes comunitarias ya probada por AlterMundi es lo que los motivó a acompañar nuevos proyectos en el marco del programa Roberto Arias, orientado justamente a ese segmento, y que funciona bajo el programa oficial de conectividad para barrios populares. Pero, así como algunos proyectos salen después de una serie de idas y vueltas, otros no salen nunca, y en AlterMundi no entienden por qué.
Están acompañando desde el año pasado dos proyectos oriundos de Córdoba: uno en Villa Inés y, otro, en Córdoba Capital, junto a la organización Encuentro de Organizaciones (EO) y UTEP. Ya contestaron diversas consultas que les hicieron desde el regulador pero no logra ser tratado en las reuniones de directorio donde se analizan estas iniciativas. “Y cuando llega el momento se las saca de la orden del día”, lamentó Echániz que, ahora, espera que tenga tratamiento en el próximo encuentro de las máximas autoridades del Enacom. Lo señalado por el integrante de la ONG fue coincidente con lo relatado a este medio por otras fuentes vinculadas con estos procesos.
El plazo de ejecución de los proyectos que aprueba el organismo oficial suele ser de 18 meses, aseguraron a TeleSemana.com, fuentes del Enacom. El control se va haciendo a medida que avanza la obra, y de ello dependen los futuros desembolsos hasta completar el monto total del ANR aprobado.
Cualquiera sea el proyecto, la labor de ONG como AlterMundi resulta fundamental porque los programas que elaboran los reguladores no siempre tienen en consideración las necesidades y las dificultades de las comunidades pequeñas, alejadas, de bajo poder adquisitivo para poder ser conectadas. También resultan clave para advertir si se toman decisiones arbitrarias, aún cuando consideran que los fondos estatales son fundamentales para lograr objetivos de conectividad con las poblaciones más vulnerables.
Desarrollan tecnología abierta, que puede ser mejorada por cualquiera. Identifican comunidades con necesidades de conectividad. Construyen redes. Capacitan a las poblaciones que se benefician para que ellas se apropien de la tecnología y de la infraestructura. Apoyan los planes estatales. El de AlterMundi es un ejemplo de cómo las asociaciones civiles también deben formar parte de las mesas de discusión y de las agendas en las que se busca reducir la brecha digital.